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BASES

CREANDO BASES

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​​FUNDAMENTOS PARA BASES:

 

CREANDO BASES Y BUENOS MANEJADORES DE BALÓN.

Debemos trabajar:

​- Debemos tener maestría absoluta en el dos contra dos (manos a manos, pick and roll lateral y frontal).Maestros del engaño: Engañar en el  pick and roll, un engaño que casi nunca buscaremos el provecho propio sino que a su salida  elegiremos el pase más lejano como primera opción y más beneficiosa (es donde la defensa es más débil pues tiene que recorrer más distancia).​

- Pases muy precisos y muy veloces. Espacio+Velocidad= cantidad de ventaja. Buscaremos cambios de lado para descongestionar. Pases por encima de la cabeza.​

- Uso de la mano izquierda para terminar canastas y para pasar el balón tras bote. ​

- Ejercicio de la impostura con el lenguaje corporal, agitando hombros y cuello para provocar una reacción del defensor del uno contra uno y decidir si tirar de tres (faceta QUE DEBEMOS evolucionar también en su juego) o penetrar hacia el lado más descubierto.

- Debemos tener muchos items destacables en nuestro juego, pero quiero dar brillo a la lectura que debemos aprender en las defensas colectivas del rival, debemos ser un tormento para los pivots que salen a ayudar, debemos mirar a los pies y tomar el camino más doloroso en ese momento para la defensa.

  1. - Castigar las dudas y les tiraremos en la cara (como Zidane) o les pasaremos por el lado como barbuda exhalación. ​
    1. - Si colapsan la zona, podemos encontrar a los compañeros con pases incluso con la izquierda, en bote como decíamos y ¡en tráfico!, muchas veces también debemos hacerlo en salto como en los pases de seguridad.

APRENDIENDO DE LOS MEJORES

Magic Johnson:

El 32 dorado y púrpura representa el éxtasis del baloncesto en su conjunto. La máxima expresión colectiva y también la rivalidad más apasionante contra su némesis Bird y los Celtics. Se trata del jugador más completo que ha existido, capaz de haber jugado competitivamente en todas las posiciones. Sus 2,05 de estatura, velocidad y talento así se lo permitían. Su importancia, sin embargo, radica en que alrededor suyo se cerró un círculo único y perfecto en el que la fantasía y el rigor táctico se unieron. El Showtime marcó el sentido de espectáculo artístico que siempre ha perseguido este deporte. Pero lo que a los ojos del espectador era improvisación para los jugadores era, como en el buen intérprete, el resultado de duro trabajo hasta alcanzar la precisión matemática. Nunca se dio un pase sin mirar como mero artificio ni como un menosprecio al contrario. Todos se intentaban como el arma más peligrosa de todas: La impredecibilidad infinita. Pero lo más impresionante de todo era el sentido lúdico que lograban transmitir, porque la expresividad de Magic, casi teatral, contagiaba al público de la diversión que ellos parecían disfrutar dentro de la cancha. Esa fue una de las claves del éxito, porque el golpe de estado era contra el mismísimo genio de Kareem Abdul-Jabbar. En condiciones normales hubiera supuesto un cisma de magnitudes legendarias y, sin embargo, la sucesión fue natural hasta lo invisible. Fue el pívot quien abdicó de buena gana ante aquel divertimento en lugar de la competitividad extrema que siempre le había movido. Su forma de mostrarse agradecido fue alargar su carrera hasta casi lo indecible. Juntos perdieron casi tantas finales como las muchas que ganaron pero siempre las disputaron como si fuera la vida en ello. Y nosotros que pudimos disfrutar de todo aquello.

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